18. Esdras continuó leyendo en el libro de la ley de Dios cada día, desde el primero hasta el último. La fiesta duró una semana, y el día octavo se celebró, según lo prescrito, una reunión solemne.





“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina