7. El fundidor anima al orfebre, el que pule con el martillo al que golpea el yunque; dice de la soldadura: ¡Está bien!, y sujeta el ídolo con clavos para que no se mueva.





“Sejam como pequenas abelhas espirituais, que levam para sua colméia apenas mel e cera. Que, por meio de sua conversa, sua casa seja repleta de docilidade, paz, concórdia, humildade e piedade!” São Padre Pio de Pietrelcina