34. Luego se subió a la cama y se echó sobre el niño; puso la boca sobre su boca, los ojos sobre sus ojos, las palmas sobre sus palmas, y estando así inclinado sobre él, el cuerpo del niño entró en calor.





“O temor e a confiança devem dar as mãos e proceder como irmãos. Se nos damos conta de que temos muito temor devemos recorrer à confiança. Se confiamos excessivamente devemos ter um pouco de temor”. São Padre Pio de Pietrelcina