I Samuel, 25
3. Este hombre se llamaba Nabal, y su mujer, Abigaíl. La mujer era muy sensata y muy hermosa; el hombre, por el contrario, era duro y malo; era calebita.
3. Este hombre se llamaba Nabal, y su mujer, Abigaíl. La mujer era muy sensata y muy hermosa; el hombre, por el contrario, era duro y malo; era calebita.
“Não se fixe voluntariamente naquilo que o inimigo da alma lhe apresenta.” São Padre Pio de Pietrelcina