8. Si, cuando yo diga al malvado: ¡Morirás!, tú no hablas para amonestarlo que se corrija de su conducta, él, el malvado, morirá por su culpa, pero de su sangre te pediré cuentas a ti.





“Pode-se manter a paz de espírito mesmo no meio das tempestades da vida”. São Padre Pio de Pietrelcina