Eclesiástico, 9
10. No abandones al viejo amigo, porque el nuevo no valdrá lo que él. Vino nuevo es el amigo nuevo, cuando se haga viejo lo beberás con placer.
10. No abandones al viejo amigo, porque el nuevo no valdrá lo que él. Vino nuevo es el amigo nuevo, cuando se haga viejo lo beberás con placer.
Eclesiástico 9 presenta consejos prácticos para la vida cotidiana, incluida la importancia de elegir bien a sus amigos, no confiar en la riqueza y mantener la modestia. Para encontrar versos relacionados, podemos buscar consejos similares o temas similares, como la importancia de evitar malas influencias y vivir sabiamente. Aquí hay cinco versos seleccionados:
Proverbios 13:20: "Camina con los sabios y serás sabio, pero el compañero de los tontos terminará mal". Este versículo enfatiza la importancia de elegir con la sabiduría con la que pasamos nuestro tiempo, ya que seremos influenciados por las personas con las que asociamos.
Proverbios 23:4-5: "No tenga la tarea de enriquecerlo; Dale tu propia mano de sabiduría. Tira los ojos sobre él y ya no existen, porque seguramente creará alas como un águila y volará a los cielos". Este verso advierte sobre la búsqueda excesiva de riqueza y cómo puede ser temporal y fugaz.
1 Corintios 6:12: "Todas las cosas son legales para mí, pero no todas las cosas son convenientes. Todas las cosas son legales para mí, pero no me dejaré dominar por ninguno de ellos". Este versículo enfatiza la importancia del auto -control y la moderación en todas las cosas.
Proverbios 22:24-25: "No hagas amistad con el Iracando o los Andes con el hombre colérico, para que no aprenda sus caminos y no ponga en peligro tu alma". Este versículo destaca la importancia de evitar malas influencias y personas que pueden llevarnos a comportamientos destructivos.
Eclesiastés 7:16: "No te vuelves demasiado justo o demasiado sabio; ¿por qué te destruirías?" Este versículo advierte contra el exceso en cualquier área de la vida y la importancia de mantener la moderación y el equilibrio.
“Desapegue-se daquilo que não é de Deus e não leva a Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina
