Katolicka Biblia
 

Isaías, 21

17. Del resto de los arqueros, de los paladines, de los bravos de los hijos de Quedar, quedarán pocos, porque Yahveh, Dios de Israel, lo ha dicho.»

Wersety związane z Isaías, 21:

Isaías 21 es un capítulo que contiene una profecía sobre la caída de Babilonia. Describe la destrucción y el juicio de una gran ciudad. A continuación, cinco versos relacionados con los temas abordados en Isaías 21:

Jeremías 50:15- "Grita contra ella; ella ya se ha rendido; sus torres cayeron, sus paredes fueron cayeron; porque esta es la venganza del Señor; Este versículo describe la caída de Babilonia, al igual que Isaías 21.

Apocalipsis 14:8 - "y los siguió a otro ángel, diciendo, cayó, Babilonia cayó, esa gran ciudad, que para todas las naciones dio el vino de la ira de su prostitución a todas las naciones". Este versículo habla de la caída de Babilonia como una ciudad que engañó a todas las naciones, así como a la descripción en Isaías 21.

Isaías 47:5 - "Ponte en silencio y entra en la oscuridad, oh hija de los caldeos, porque nunca volverás a ser llamado la dama de los reinos". Este versículo habla de la caída de Babilonia y su fin como un gran imperio, así como a Isaías 21.

Apocalipsis 18:2 - "Y lloró en voz baja, diciendo, cayó, cayó ante la Gran Babilonia y se convirtió en la morada de los demonios, y el coito de cada espíritu sucio, y escondido de cada ave sucio y detestable". Este versículo describe la caída de Babilonia y su transformación en un lugar del mal, como la descripción en Isaías 21.

Jeremías 50:39 - "Por lo tanto, las bestias del desierto habitarán con hienas, y las avestruces habitarán en él; y nunca se poblarán, ni estarán habitadas de generación en generación". Este versículo habla de la caída de Babilonia y su destrucción final, como la descripción en Isaías 21.





“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina