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I Crónicas, 24

19. Fueron inscritos en el registro según sus servicios para entrar en la Casa de Yahveh conforme al reglamento que Yahveh, el Dios de Israel, había prescrito por medio de Aarón, padre de ellos.

Wersety związane z I Crónicas, 24:

1 Crónicas 24 describe la organización de sacerdotes en 24 clases y cómo se distribuyeron para servir en el templo. Los versos a continuación se relacionan con este tema:

Éxodo 28:1 - "Llame a Aaron, su hermano y sus hijos Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar para ser mis sacerdotes". Este versículo es importante porque establece que solo los descendientes de Aaron podrían servir como sacerdotes, y la organización en las clases era una forma de garantizar que cada sacerdote tuviera la oportunidad de servir en el templo.

Números 3:5-10- "El Señor le dijo a Moisés, traiga a la tribu de Levi y preséntala al sacerdote Aaron para ayudarla. Se encargarán de las tareas del Tabernáculo, haciendo todo lo que debe hacerse allí". Estos versos muestran que los levitas fueron elegidos para ayudar a los sacerdotes en el servicio del templo y que había una clara división de tareas.

1 Crónicas 23:13 - "Aaron ha sido separado para ser consagrado como lo sagrado de los sacerdotes, él y sus hijos para siempre, para ofrecer incienso ante el Señor, para servirle e invocar su nombre". Este versículo destaca la importancia de la consagración de los sacerdotes y la centralidad del Servicio de Adoración del Templo.

1 Crónicas 28:13 - "Elegirlo también, ante el Señor, su Dios, líderes para su pueblo: hombres sabios, entendidos y experimentados de cada tribu, para ponerlos como cabezas sobre la gente". Este versículo destaca la importancia de la organización y el liderazgo en el servicio religioso, algo que se refleja en la organización en las clases de sacerdotes.

Nehemías 12:1 - "Estos son los sacerdotes y los levitas que regresaron con Zerubabel, hijo de Sealtiel, y con Jesua: Seraías, Jeremías, Ezra". Este versículo destaca la continuidad de la organización de sacerdotes y levitas con el tiempo, mostrando cómo esta estructura continuó siendo importante incluso después del exilio babilónico.





“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina