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I Crónicas, 18

1. Después de esto, batió David a los filisteos y los humilló, tomando Gat y sus dependencias de manos de los filisteos.

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El Capítulo 18 de 1 Chronicles informa los logros militares de David, que estableció un gran imperio y amplió las fronteras de Israel. David derrotó a los filisteos, los moabitas, los edomitas y otros pueblos, y extendió el gobierno de Israel al río Eufrates. A continuación hay cinco versos relacionados con temas cubiertos en este capítulo:

Salmo 18:39: "Para ti, ceñido de fuerza en mi brazo, e hiciste que los que se han levantado en mi contra". Este salmo es un himno de David en el que agradece a Dios por su ayuda y protección en las batallas, que se relaciona con los logros militares de David descritos en 1 Crónicas 18.

Salmo 144:1: "Bendito sea el Señor, mi roca, que entrena mis manos a la batalla y mis dedos a la guerra". Este salmo es una oración de David en la que le pide ayuda a Dios en las batallas, lo que se relaciona con los logros militares de David descritos en 1 Crónicas 18.

Salmo 60:12: "Con Dios haremos destreza, porque él mismo sanará a nuestros adversarios". Este salmo es un himno de David en el que confía en Dios para la victoria en las batallas, que se relaciona con los logros militares de David descritos en 1 Crónicas 18.

Salmo 18:34: "Haz que mis pies sean como los del color y me pongan de manera segura en mis lugares altos". Este versículo habla de la capacidad de Dios para ayudar a David a superar los obstáculos y ganar altos territorios, lo que se relaciona con los logros militares de David descritos en 1 Crónicas 18.

Salmo 44:6: "Porque no confío en mi arco, ni mi espada me puede salvar". Este salmo habla de la importancia de confiar en Dios en lugar de las armas y habilidades humanas, lo que se relaciona con la confianza de David en Dios para la victoria en las batallas descritas en 1 Crónicas 18.





“Amar significa dar aos outros – especialmente a quem precisa e a quem sofre – o que de melhor temos em nós mesmos e de nós mesmos; e de dá-lo sorridentes e felizes, renunciando ao nosso egoísmo, à nossa alegria, ao nosso prazer e ao nosso orgulho”. São Padre Pio de Pietrelcina