Eclesiástico, 16

La Biblia de Jerusalén

1 No desees multitud de hijos malvados, no te goces en tener hijos impíos.

2 Aunque sean muchos, no te goces en ellos, si con ellos no se halla el temor del Señor.

3 No pongas en su vida tu confianza, ni te creas seguro por ser muchos, que más vale uno que mil, y morir sin hijos que tener hijos impíos.

4 Pues uno solo inteligente poblará una ciudad mas la raza de los sin ley quedará despoblada.

5 Muchas cosas así han visto mis ojos, y más graves aún oyeron mis oídos.

6 En la reunión de los pecadores prende el fuego, contra la nación rebelde se inflama la Cólera.

7 No perdonó él a los antiguos gigantes que se rebelaron fiados de su fuerza.

8 No pasó por alto al vecindario de Lot, a los que abominaba por su orgullo.

9 No se apiadó de la nación perdida, de los que estaban engreídos en sus pecados.

10 Igual trató a los seiscientos mil de a pie que se habían unido en la dureza de su corazón.

11 Aunque fuera uno solo el de dura cerviz, sería asombroso que quedara impune. Pues misericordia e ira están con El, tan poderoso en perdón como pródigo en ira.

12 Tan grande como su misericordia es su severidad, según sus obras juzga al hombre.

13 No escapará el pecador con su rapiña, ni quedará fallida la paciencia del piadoso.

14 Para toda limosna tiene él un sitio, cada cual hallará según sus obras.

17 No digas: «Del Señor me esconderé, y ¿quién allá arriba se acordará de mí? Entre la gran muchedumbre no seré reconocido, pues ¿qué soy yo en la inmensa creación?»

18 Mira, el cielo, y el cielo de los cielos, el abismo y la tierra serán sacudidos a la hora de su visita.

19 A una los montes y los cimientos de la tierra bajo su mirada temblarán de espanto.

20 Mas en todo esto no piensa el corazón del hombre, y en sus caminos, ¿quién repara?

21 Hay tempestad que no ve el hombre, y la mayoría de sus obras se hacen en secreto.

22 «Las obras de la justicia, ¿quién las anuncia? ¿quién las aguarda? ¡Pues la alianza está lejos!»

23 Esto piensa el ruin de corazón; el estúpido, el perdido, sólo piensa necedades.

24 Escúchame, hijo, y el saber aprende, aplica tu corazón a mis palabras.

25 Con mesura te revelaré la doctrina, con precisión anunciaré el saber.

26 Cuando creó el Señor sus obras desde el principio, desde que las hizo les asignó su puesto.

27 Ordenó para la eternidad sus obras, desde sus comienzos por todas sus edades. Ni tienen hambre ni se cansan, y eso que no abandonan su tarea.

28 Ninguna choca con otra, jamás desobedecen su palabra.

29 Después de esto el Señor miró a la tierra, y de sus bienes la colmó.

30 De todo ser viviente cubrió su faz, y a ella vuelven todos.




Versículos relacionados com Eclesiástico, 16:

Eclesiástico 16 trata con la grandeza de Dios, su providencia y soberanía sobre la creación. El autor destaca la bondad de Dios al dar vida y cuidar su creación, así como la importancia de la obediencia y el miedo a él. Los siguientes son cinco versos relacionados con estos temas:

Salmo 24:1: "Del Señor es la tierra y todo lo que existe en él, el mundo y los que viven en él". Este versículo habla de la soberanía de Dios sobre toda la creación. Él es el dueño de la tierra y todo lo que existe en ella, incluidos todos los seres humanos.

Hechos 17:28: "Porque vivimos, nos movemos y existimos, como dijeron algunos de tus poetas: 'También somos su descendencia'". Este versículo destaca la dependencia de los seres humanos en relación con Dios. Es a través de él que vivimos, nos movemos y existimos.

Job 38:4: "¿Dónde estabas cuando lancé los cimientos de la tierra? Cuéntanos si tienes comprensión". Esta pregunta del trabajo de Dios destaca la grandeza y la sabiduría de Dios en la creación. Él es el autor de todo lo que existe y conoce profundamente cada detalle de la creación.

Salmo 145:9: "El Señor es bueno para todos; su compasión llega a todas sus criaturas". Este versículo habla de la bondad de Dios a su creación. Él cuida a todas sus criaturas, desde las más grandes hasta las más pequeñas.

Proverbios 9:10: "El miedo al Señor es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del santo es la comprensión". Este versículo destaca la importancia del miedo a Dios y su conocimiento como base para la sabiduría y la comprensión. El autor de Eclesiástico 16 también enfatiza la importancia del miedo a Dios en su reflexión sobre la grandeza divina.


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