Deuteronomio, 11

La Biblia de Jerusalén

1 Amarás a Yahveh tu Dios y guardarás siempre sus ritos, sus preceptos, normas y mandamientos.

2 Vosotros sabéis hoy - no vuestros hijos, que ni saben ni han visto la lección de Yahveh vuestro Dios, su grandeza, su mano fuerte y su tenso brazo -

3 las señales y hazañas que realizó él en medio de Egipto, contra Faraón rey de Egipto y todo su pueblo;

4 lo que hizo con el ejército de Egipto, con sus caballos y sus carros, precipitando sobre ellos las aguas del mar de Suf cuando os perseguían, y aniquilándolos Yahveh hasta el día de hoy;

5 lo que ha hecho por vosotros en el desierto hasta vuestra llegada a este lugar;

6 lo que hizo con Datán y Abirón, hijos de Eliab el rubenita, cuando la tierra abrió su boca y los tragó en medio de todo Israel, con sus familias, sus tiendas y todos los que les seguían.

7 Pues vuestros mismos ojos han visto toda esta gran obra que Yahveh ha realizado.

8 Guardaréis todos los mandamientos que yo os prescribo hoy, para que os hagaís fuertes y lleguéis a poseer la tierra a la que vais a pasar para tomarla en posesión,

9 y para que prolonguéis vuestros días en el suelo que Yahveh juró dar a vuestros padres y a su descendencia, tierra que mana leche y miel.

10 Porque la tierra a la que vas a entrar para tomarla en posesión no es como el país de Egipto del que habéis salido, donde después de sembrar había que regar con el pie, como se riega un huerto de hortalizas.

11 Sino que la tierra a la que vais a pasar para tomarla en posesión es una tierra de montes y valles, que bebe el agua de la lluvia del cielo.

12 De esta tierra se cuida Yahveh tu Dios; los ojos de Yahveh tu Dios están constantemente puestos en ella, desde que comienza el año hasta que termina.

13 Y si vosotros obedecéis puntualmente a los mandamientos que yo os prescribo hoy, amando a Yahveh vuestro Dios y sirviéndole con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma,

14 yo daré a vuestro país la lluvia a su tiempo, lluvia de otoño y lluvia de primavera, y tú podrás cosechar tu trigo, tu mosto y tu aceite;

15 yo daré a tu campo hierba para tu ganado, y comerás hasta hartarte.

16 Cuidad bien que no se pervierta vuestro corazón y os descarriéis a dar culto o otros dioses, y a postraros ante ellos;

17 pues la ira de Yahveh se encendería contra vosotros y cerraría los cielos, no habría más lluvia, el suelo no daría su fruto y vosotros pereceríais bien pronto en esa tierra buena que Yahveh os da.

18 Poned estas palabras en vuestro corazón y en vuestra alma, atadlas a vuestra mano como una señal, y sean como una insignia entre vuestros ojos.

19 Enseñádselas a vuestros hijos, hablando de ellas tanto si estás en casa como si vas de viaje, así acostado como levantado.

20 Las escribirás en las jambas de tu casa y en tus puertas,

21 para que vuestros días y los días de vuestros hijos en la tierra que Yahveh juró dar a vuestros padres sean tan numerosos como los días del cielo sobre la tierra.

22 Porque, si de verdad guardáis todos estos mandamientos que yo os mando practicar, amando a Yahveh vuestro Dios, siguiendo todos sus caminos y viviendo unidos a él,

23 Yahveh desalojará delante de vosotros a todas esas naciones, y vosotros desalojaréis a naciones más numerosas y fuertes que vosotros.

24 Todo lugar que pise la planta de vuestro pie será vuestro; desde el Río, el río Eufrates, hasta el mar occidental, se extenderá vuestro territorio.

25 Nadie podrá resistiros; Yahveh vuestro Dios hará que se os tema y se os respete sobre la haz de toda la tierra que habéis de pisar, como él os ha dicho.

26 Mira: Yo pongo hoy ante vosotros bendición y maldición.

27 Bendición si escucháis los mandamientos de Yahveh vuestro Dios que yo os prescribo hoy,

28 maldición si desoís los mandamientos de Yahveh vuestro Dios, si os apartáis del camino que yo os prescribo hoy, para seguir a otros dioses que no conocéis.

29 Cuando Yahveh tu Dios te haya introducido en la tierra a la que vas a entrar para tomarla en posesión, pondrás la bendición sobre el monte Garizim y la maldición sobre el monte Ebal.

30 (Estos montes están, como sabéis, al otro lado del Jordán, detrás del camino del poniente, en el país de los cananeos que habitan en la Arabá, frente a Guilgal, cerca de la Encina de Moré.)

31 Ya que vais a pasar el Jordán para ir a tomar posesión de la tierra que Yahveh vuestro Dios os da, cuando la poseáis y habitéis en ella,

32 cuidaréis de poner en práctica todos los preceptos y normas que yo os expongo hoy.




Versículos relacionados com Deuteronomio, 11:

Deuteronomio 11 enfatiza la importancia de amar y obedecer a Dios, así como enseñar sus mandamientos a los niños y recordar las bendiciones y maldiciones asociadas con la obediencia o la desobediencia. A continuación hay cinco versos de otros libros bíblicos que se relacionan con los temas abordados en Deuteronomio 11.

Mateo 22:37-39: "Jesús respondió:" Aman al Señor, su Dios de todo su corazón, toda su alma y toda su comprensión. "Este es el primer y más grande mandamiento. Y el segundo es similar a él:" Amor tu vecino como tú mismo ". Este versículo destaca el mandamiento de amar a Dios sobre todo y amar a uno mismo como una forma de obedecer los mandamientos de Dios.

Salmo 78:4: "No lo cubriremos de nuestros hijos, diciéndole a la generación futura las alabanzas del Señor, su fuerza y ​​las maravillas que han hecho". Este salmo enfatiza la importancia de enseñar a los niños sobre los actos de Dios y sus mandamientos, una idea que también se enfatiza en Deuteronomio 11.

Proverbios 3:5-6: "Confía en el Señor de todo tu corazón y no agites en tu propio entendimiento. Lo reconoce en todos tus caminos, y él enderezará tus caminos". Este versículo destaca la importancia de confiar en Dios y seguir sus caminos en lugar de depender de su propia sabiduría y comprensión.

1 Juan 5:3: "Porque esto es el amor de Dios, mantengamos sus mandamientos; y sus mandamientos no son pesados". Este versículo destaca la conexión entre el amor por Dios y la obediencia a sus mandamientos, que se enfatiza en Deuteronomio 11.

Salmo 1:1-2: "Bendito es el hombre que no camina según el Concilio de los Wicked, ni se aferra a los pecadores, ni descansa en la silla de los Scofers; pero tiene su placer en el Ley del Señor, y en su ley medita día y noche ". Este salmo destaca la importancia de evitar malas influencias y meditar en la ley de Dios como una forma de ser bendecido por él.


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