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Sabiduría, 8

8. ¿Deseas, además, tener mucha experiencia? Ella conoce el pasado y puede prever el porvenir, interpreta las máximas y descifra los enigmas, conoce de antemano las señales y los prodigios, la sucesión de las épocas y de los tiempos.

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El Capítulo 8 del libro de sabiduría analiza la importancia de la sabiduría y cómo puede transformar la vida de una persona. Se dice que la sabiduría es más valiosa que cualquier tesoro material y que aquellos que la tienen son bendecidos. Además, se destaca que la sabiduría es un regalo divino y debe buscarse con todo compromiso y diligencia. Los siguientes son cinco versículos relacionados con los temas cubiertos de sabiduría 8:

Proverbios 8:11: "Porque la sabiduría es mejor que las joyas, y todo lo que uno desea no se puede comparar nada". Este versículo destaca la importancia de la sabiduría, que es más valiosa que cualquier objeto material.

Proverbios 16:16: "¡Cuanto mejor sea adquirir sabiduría que el oro! ¡Y cuanto más excelente, adquiera prudencia que plata!" Este versículo refuerza la idea de que la sabiduría es más valiosa que cualquier riqueza material.

Proverbios 4:7: "La sabiduría es lo principal; porque la sabiduría, emplea todo lo que tiene en la adquisición de la comprensión". Este versículo señala que la sabiduría es lo más importante que alguien puede adquirir y debe buscarse con todo compromiso.

Santiago 1:5: "Y si alguno de ustedes carece de sabiduría, pídelo a Dios, que da a todos generosamente y no lo arroja a la cara; y se lo dan a él". Este versículo señala que la sabiduría es un regalo divino y que aquellos que lo buscan deben pedirlo a Dios.

Proverbios 9:10: "El miedo al Señor es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del santo es prudencia". Este versículo muestra que la sabiduría tiene una conexión directa con Dios y que el miedo al Señor es el comienzo de la sabiduría.





“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina