24. Te puse una trampa y quedaste atrapada, sin darte cuenta, Babilonia. Has sido sorprendida y tomada, porque habías provocado al Señor.





“Queira o dulcíssimo Jesus conservar-nos na Sua graça e dar-nos a felicidade de sermos admitidos, quando Ele quiser, no eterno convívio…” São Padre Pio de Pietrelcina