Ezequiel, 7
20. Pusieron su orgullo en la hermosura de sus joyas e hicieron con ellas las imágenes abominables de sus ídolos. Por eso las convertiré en inmundicia:
20. Pusieron su orgullo en la hermosura de sus joyas e hicieron con ellas las imágenes abominables de sus ídolos. Por eso las convertiré en inmundicia:
Ezequiel 7 describe la llegada del Día del Juicio sobre Jerusalén debido a su desobediencia y pecado. Los versos seleccionados a continuación reflejan el juicio de Dios sobre el pueblo de Jerusalén y su falta de arrepentimiento:
Isaías 13:6: "Grita de dolor, porque el día del Señor está cerca; como una destrucción que viene del Todopoderoso, ¡vendrá!" Este versículo anuncia la llegada del Día del Señor, un día de juicio para aquellos que se rebelaron contra Dios y su voluntad.
Jeremías 30:7: "¡Ah! ¡Qué gran día será! Este versículo habla sobre el Día del Juicio, que será un momento de gran angustia, pero los que recurren a Dios serán salvos.
Shoponies 1:14-15: "El gran día del Señor está cerca, cerca y se acerca rápidamente. El sonido del día del Señor es amargado; devastación y destrucción, día de oscuridad y oscuridad, día de nubes y densa oscuridad. " Este verso describe vívidamente la llegada del día del juicio, un día de gran destrucción y oscuridad.
Zacarías 14:1-2: "He aquí, el día del Señor viene, y su retirada se dividirá entre ustedes. Porque reuniré a todas las naciones para luchar contra Jerusalén; la ciudad será tomada, las casas se saquearán , y las mujeres serán violadas. La mitad de la ciudad irá al exilio, pero el resto de la gente no será detenido de la ciudad ". Este versículo profetiza la caída de Jerusalén en las manos de sus enemigos debido a su pecado y desobediencia a Dios.
Ezequiel 18:30: "Por lo tanto, oh nación de Israel, lo juzgaré a cada uno de acuerdo con su procedimiento, declara al soberano, el Señor. ¡Arrepiéntete! Por tu razón para tropezar". Este versículo destaca la importancia del arrepentimiento y el cambio de comportamiento ante el juicio de Dios.
“O homem sem Deus é um ser mutilado”. São Padre Pio de Pietrelcina
