Znaleziono 3365 Wyniki dla: oso

  • ¿Por qué habremos de perecer ante tus ojos nosotros y nuestras tierras? Cómpranos a nosotros y a nuestras tierras a cambio de pan. Seremos esclavos del Faraón nosotros y nuestras tierras, pero danos simiente para que podamos vivir y no muramos y para que nuestras tierras no queden desoladas". (Génesis 47, 19)

  • José dijo al pueblo: "Os he comprado a vosotros y a vuestras tierras para el Faraón; pero ahora aquí tenéis simiente, sembrad las tierras. (Génesis 47, 23)

  • Jacob dijo a José: "El Dios todopoderoso se me apareció en Luz, en el país de Canaán, me bendijo y me dijo: (Génesis 48, 3)

  • Yo te haré fecundo y numeroso y haré que llegues a ser una comunidad de pueblos; esta tierra se la daré en posesión perpetua a tu descendencia. (Génesis 48, 4)

  • Los ojos de Israel estaban tan achacosos por la vejez que apenas podían ver. José se los acercó, y él los abrazó y los besó. (Génesis 48, 10)

  • Aquel día Israel los bendijo diciendo: "Por vosotros Israel bendecirá así: Que Dios os haga como a Efraín y Manasés". Y puso a Efraín delante de Manasés. (Génesis 48, 20)

  • Israel dijo a José: "Yo me voy a morir; pero Dios estará con vosotros y os llevará de nuevo a la tierra de vuestros padres. (Génesis 48, 21)

  • Jacob llamó a sus hijos y les dijo: "Reuníos, que os voy a decir lo que será de vosotros en los días venideros. (Génesis 49, 1)

  • Impetuoso como las aguas, no serás el primero porque subiste al lecho de tu padre y profanaste mi cama. (Génesis 49, 4)

  • Vio que el reposo era bueno y la tierra agradable; inclinará su hombro a la carga y será sujeto a tributo. (Génesis 49, 15)

  • Neftalí es una cierva suelta, que tiene preciosos cervatillos. (Génesis 49, 21)

  • El Dios de tu padre te ayuda, el todopoderoso te bendice: bendiciones que bajan del cielo, bendiciones que suben del abismo, bendiciones de pechos y seno, (Génesis 49, 25)


“Não se desencoraje, pois, se na alma existe o contínuo esforço de melhorar, no final o Senhor a premia fazendo nela florir, de repente, todas as virtudes como num jardim florido.” São Padre Pio de Pietrelcina