Znaleziono 97 Wyniki dla: historia de la torre de babel

  • El resto de la historia de Judas, sus guerras, las hazañas por él realizadas y sus timbres de gloria no han sido escritos; son demasiado numerosos. (I Macabeos 9, 22)

  • Por entonces Simón acampó frente a Guézer con su ejército. Construyó una torre móvil y la acercó a la ciudad; atacó una de las torres, y se apoderó de ella. (I Macabeos 13, 43)

  • Los que estaban en la torre móvil salieron a la ciudad, causando gran consternación. (I Macabeos 13, 44)

  • El resto de la historia de Juan, sus batallas, las gestas llevadas a cabo, los muros que construyó y otras empresas suyas, (I Macabeos 16, 23)

  • La historia de Judas Macabeo y de sus hermanos, la purificación del templo glorioso y la dedicación del altar, (II Macabeos 2, 19)

  • Teniendo presente la cantidad de números y la dificultad que entraña la amplitud de la materia para aquellos que quieren ceñirse al estudio de la historia, (II Macabeos 2, 24)

  • Vamos, pues, a empezar la narración. Baste lo dicho como introducción, pues sería una necedad ser prolijos en el prólogo de la historia, y después ser breves en la historia misma. (II Macabeos 2, 32)

  • Se alza allí una torre de veinticinco metros, llena de cenizas ardientes y que hace resbalar a las cenizas lo que se le pone encima. (II Macabeos 13, 5)

  • Ésta fue la historia de Nicanor. Como desde aquellos días la ciudad ha estado en poder de los hebreos, también yo pondré fin a mi obra. (II Macabeos 15, 38)

  • El nombre del Señor es torre fuerte, en ella se refugia el justo y está seguro. (Proverbios 18, 10)

  • Como torre de David tu cuello, edificada como fortaleza; mil escudos de ella penden, todos los paveses de los héroes. (Cantar 4, 4)

  • Tu cuello, una torre de marfil. Tus ojos, como las piscinas de Jesbón junto a las puertas de Bat-Rabín. Tu nariz, como la torre del Líbano, vigía que mira hacia Damasco. (Cantar 7, 5)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.” São Padre Pio de Pietrelcina