Znaleziono 8030 Wyniki dla: habitar en la casa del Señor

  • Glorificad en vuestros corazones a Cristo, el Señor, dispuestos siempre a contestar a todo el que os pida razón de vuestra esperanza; (I Pedro 3, 15)

  • ¡La gracia y la paz abunde en vosotros mediante el conocimiento de Dios y Jesús, nuestro Señor! (II Pedro 1, 2)

  • pues si estas virtudes se encuentran en vosotros y van en aumento, no permaneceréis ociosos y estériles en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. (II Pedro 1, 8)

  • y se os abrirán de par en par las puertas del reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. (II Pedro 1, 11)

  • que pronto abandonaré, según me ha manifestado nuestro Señor Jesucristo. (II Pedro 1, 14)

  • Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo basados en fábulas hábilmente imaginadas, sino como testigos oculares de su majestad. (II Pedro 1, 16)

  • Como hubo falsos profetas en el pueblo, también habrá entre vosotros falsos maestros, los cuales enseñarán doctrinas de perdición, negarán al Señor que los redimió y se buscarán una ruina fulminante. (II Pedro 2, 1)

  • ya que, viéndose obligado a habitar en medio de ellos, este justo sentía torturada su alma inocente día tras día a causa de las obras perversas que veía y oía...). (II Pedro 2, 8)

  • El Señor sabe librar a los piadosos de la tentación y reservar a los criminales para ser castigados el día del juicio, (II Pedro 2, 9)

  • especialmente los que siguen los deseos impuros de la carne y desprecian la autoridad del Señor. Atrevidos y arrogantes, no tienen miedo en blasfemar contra los seres gloriosos, (II Pedro 2, 10)

  • cuando los mismos ángeles, aun siendo superiores en fuerza y en poder, no se atreven a pronunciar contra ellos ninguna injuria en presencia del Señor. (II Pedro 2, 11)

  • En efecto, si después de haber escapado de la corrupción del mundo mediante el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo se dejan de nuevo envolver y vencer por ellas, su estado final viene a ser peor que el primero. (II Pedro 2, 20)


“É necessário manter o coração aberto para o Céu e aguardar, de lá, o celeste orvalho.” São Padre Pio de Pietrelcina