Znaleziono 129 Wyniki dla: ciento
Los empleará como jefes de mil, de ciento y de cincuenta; los hará trabajar sus campos, segar sus mieses, fabricar sus armas de guerra y el atalaje de sus carros. (I Samuel 8, 12)
El rey les dijo: "Haré lo que os parezca". El rey se puso en pie junto a la puerta, mientras salía el ejército por grupos de ciento y de mil. (II Samuel 18, 4)
Salomón inmoló, como sacrificio de reconciliación ofrecido al Señor, veintidós mil toros y ciento veinte mil ovejas. De esta manera, el rey y todos los israelitas celebraron la dedicación del templo del Señor. (I Reyes 8, 63)
Jirán había mandado al rey cuatro mil ciento cuarenta kilos de oro. (I Reyes 9, 14)
Un carro por seiscientas monedas de plata, y un caballo por ciento cincuenta. Por el mismo precio los mercaderes se lo vendían también a los reyes hititas y sirios. (I Reyes 10, 29)
Roboán llegó a Jerusalén, convocó a la casa de Judá y de Benjamín, ciento ochenta mil hombres de guerra, para luchar contra Israel y recuperar el reino. (I Reyes 12, 21)
Y aquella misma noche salió el ángel del Señor e hirió en el campamento de Asiria a ciento ochenta y cinco mil; y, al levantarse por la mañana, vieron que todos ellos eran cadáveres. (II Reyes 19, 35)
a dar para los trabajos del templo de Dios: ciento setenta mil kilos de oro, diez mil monedas de oro, trescientos cuarenta mil kilos de plata, seiscientos diez mil kilos de bronce y tres millones cuatrocientos mil kilos de hierro. (I Crónicas 29, 7)
El grosor de la pila era de veintidós centímetros, y su borde era como el de una copa en forma de flor de loto; cabían unos ciento treinta y cinco mil litros. (II Crónicas 4, 5)
todos los levitas cantores, Asaf, Hemán y Yedutún, con sus hijos y hermanos, vestidos de lino, sonaban los címbalos, las arpas y cítaras, de pie al este del altar, con ciento veinte sacerdotes que los acompañaban tocando las trompetas. (II Crónicas 5, 12)
Luego ofreció al rey ciento cuatro mil kilos de oro y gran cantidad de aromas y piedras preciosas. Nunca más se vio tanta cantidad de aromas como la que la reina de Sabá ofreció al rey Salomón. (II Crónicas 9, 9)
Pero Yehoyadá envejeció y, colmado de días, murió a la edad de ciento treinta años. (II Crónicas 24, 15)