Znaleziono 132 Wyniki dla: Galaad

  • Y propuso a Josafat: "¿Quieres venir conmigo a atacar a Ramot de Galaad?". Josafat le respondió: "Tú y yo, tu pueblo y mi pueblo, tu caballería y mi caballería son una misma cosa". (I Reyes 22, 4)

  • Entonces el rey de Israel reunió a los profetas, cuatrocientos, y les dijo: "¿Debo atacar a Ramot de Galaad, o no?". Respondieron: "Atácala, porque el Señor la pondrá en tus manos". (I Reyes 22, 6)

  • Y todos los profetas profetizaban de la misma manera: "Ataca a Ramot de Galaad y triunfarás, pues el Señor la pondrá en tus manos". (I Reyes 22, 12)

  • Se presentó al rey, y el rey le dijo: "Miqueas, ¿debemos atacar a Ramot de Galaad, o no?". Él respondió: "Atácala y triunfarás, pues el Señor la pondrá en tus manos". (I Reyes 22, 15)

  • Y el Señor decía: ¿Quién seducirá a Ajab, para que vaya y muera en Ramot de Galaad? Y uno proponía una cosa y otro otra. (I Reyes 22, 20)

  • El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, fueron a atacar a Ramot de Galaad. (I Reyes 22, 29)

  • Fue con Jorán, hijo de Ajab, a luchar contra Jazael, rey de Siria, en Ramot de Galaad, donde cayó herido Jorán, (II Reyes 8, 28)

  • El profeta Eliseo llamó a uno de los hijos de los profetas y le dijo: "Prepárate, toma en tu mano esta redoma de aceite y vete a Ramot de Galaad. (II Reyes 9, 1)

  • Aquel joven profeta partió para Ramot de Galaad, (II Reyes 9, 4)

  • De este modo Jehú, hijo de Nimsí, conspiró contra Jorán. Jorán había defendido Ramot de Galaad, con todo Israel, frente a Jazael, rey de Siria; (II Reyes 9, 14)

  • quitándoles, al oriente del Jordán, todo el país de Galaad, esto es, el territorio de los gaditas, rubenitas y manasitas, desde Aroer, junto al torrente Arnón, hasta Galaad y Basán. (II Reyes 10, 33)

  • Pero se conjuró contra él Pécaj, hijo de Romelía, su capitán, que lo mató en Samaría, en la torre del palacio real, junto con Argob y Arié. Tenía consigo cincuenta hombres de Galaad. Lo mató y le sucedió en el trono. (II Reyes 15, 25)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.” São Padre Pio de Pietrelcina