Znaleziono 625 Wyniki dla: Pul
un pueblo grande y corpulento, los anaquitas, a quienes tú conoces y de quienes has oído decir: «¿Quién puede hacer frente a los hijos de Anaq?» (Deuteronomio 9, 2)
El Dios de antaño es tu refugio, estás debajo de los brazos eternos. El expulsa ante ti al enemigo, y dice: ¡Destruye! (Deuteronomio 33, 27)
Dame ya esta montaña que me prometió Yahveh aquel día. Ya entonces supiste que hay en ella anaquitas y ciudades grandes y fuertes. Si Yahveh está conmigo, los expulsaré, como me prometió Yahveh.» (Josué 14, 12)
El cananeo que ocupaba Guézer no fue expulsado y así continúa en medio de Efraím hasta el día de hoy, pero sujeto a servidumbre. (Josué 16, 10)
Pero, cuando los israelitas se hicieron más fuertes, sometieron a los cananeos a servidumbre, aunque no llegaron a expulsarlos. (Josué 17, 13)
sino que tendrás también la montaña; está cubierta de bosques pero tú la talarás y serás tuya la región resultante; y expulsarás al cananeo, aunque tiene carros de hierro y es muy fuerte.» (Josué 17, 18)
Yahveh mismo, vuestro Dios, los arrojará delante de vosotros, los expulsará de delante de vosotros, y vosotros tomaréis posesión de su tierra, como os lo ha prometido Yahveh vuestro Dios. (Josué 23, 5)
Mandé delante de vosotros avispas que expulsaron, antes que llegarais, a los dos reyes de los amorreos; no fue con tu espada ni con tu arco. (Josué 24, 12)
Además Yahveh expulsó delante de nosotros a todos esos pueblos y a los amorreos que habitaban en el país. También nosotros serviremos a Yahveh, porque él es nuestro Dios.» (Josué 24, 18)
Los huesos de José, que los hijos de Israel habían subido de Egipto, fueron sepultados en Siquem, en la parcela de campo que había comprado Jacob a los hijos de Jamor, padre de Siquem, por cien pesos, y que pasó a ser heredad de los hijos de José. (Josué 24, 32)
Huyó Adoni Bézeq, pero le persiguieron, le capturaron y le cortaron los pulgares de manos y pies. (Jueces 1, 6)
Y Adoni Bézeq dijo: «Setenta reyes, con los pulgares de manos y pies cortados, andaban recogiendo migajas bajo mi mesa. Según lo que yo hice, así me ha pagado Dios.» Le llevaron a Jerusalén, y allí murió. (Jueces 1, 7)