Znaleziono 55 Wyniki dla: propios

  • El que hace el mal quedará atrapado en el mal que hizo, se verá atado por sus propios pecados. (Proverbios 5, 22)

  • Los impíos pensaban someter bajo su poder a la nación santa: pero se encontraron cautivos, prisioneros de una larga noche, encerrados bajo sus propios techos, desterrados lejos de tu infalible protección. (Sabiduría 17, 2)

  • La violencia injusta no tiene excusa alguna; se destruye por sus propios excesos. (Sirácides (Eclesiástico) 1, 22)

  • Sus propios hijos serán la alegría del que respeta a su padre; el día en que le implore, el Señor lo atenderá. (Sirácides (Eclesiástico) 3, 5)

  • Con mis propios ojos he visto muchos ejemplos, y me han contado algunos más impactantes todavía: (Sirácides (Eclesiástico) 16, 5)

  • Un cerco de madera en una altura no resiste al viento; lo mismo el insensato frente a sus propios terrores: cualquier miedo lo domina. (Sirácides (Eclesiástico) 22, 18)

  • No tiene misericordia con otro hombre, su semejante, y ¿suplica por sus propios pecados? (Sirácides (Eclesiástico) 28, 4)

  • Otro es sabio a sus propios ojos; él mismo afirma que su sabiduría es provechosa. (Sirácides (Eclesiástico) 37, 22)

  • Escucha, tus centinelas alzan la voz y juntos gritan jubilosos, por lo que han visto con sus propios ojos: ¡Yavé regresando a Sión! (Isaías 52, 8)

  • Le he tendido la mano todos los días a un pueblo desobediente, que seguía un camino que no era bueno, tras sus propios caprichos. (Isaías 65, 2)

  • Pues Yavé de los Ejércitos, Dios de Israel, dice: Haré desaparecer de este lugar, y ante tus propios ojos, todo grito de alegría y de gozo, y también los cantos de los novios.» (Jeremías 16, 9)

  • Porque así dice Yavé: «Yo te entregaré al terror, junto con tus amigos, los cuales serán muertos por sus enemigos ante tus propios ojos. (Jeremías 20, 4)


Por que a tentação passada deixa na alma uma certa perturbação? perguntou um penitente a Padre Pio. Ele respondeu: “Você já presenciou um tremor de terra? Quando tudo estremece a sua volta, você também é sacudido; no entanto, não necessariamente fica enterrado nos destroços!” São Padre Pio de Pietrelcina