1. Júzgame, Señor, y ve que seguí la senda de los perfectos. En el Señor me apoyaba y por eso no me desviaba.

2. Revísame, Señor, y ponme a prueba, pon en el crisol mi conciencia, mi corazón.

3. Tu amor lo tengo ante mis ojos y tomo en cuenta tu fidelidad.

4. Con hombres tramposos no me siento ni me meto en la casa del hipócrita.

5. Aborrezco el partido de los malos y con los malvados no me siento.

6. Lavo mis manos, que están limpias, y en torno a tu altar voy caminando,

7. mientras entono mi acción de gracias y recuerdo tus obras admirables.

8. Señor, cuánto amo la casa en que moras, y el lugar donde reside tu gloria.

9. No me confundas con las almas pecadoras, que no tenga mi vida el fin de los violentos,

10. cuyas manos están manchadas y cuyos bolsillos se llenan con sobornos.

11. Y a mí, como busco ser perfecto, rescátame, Señor, ten piedad de mí.

12. Mis pies pisan en terreno llano, bendeciré al Señor en las asambleas.





“A ingenuidade e’ uma virtude, mas apenas ate certo ponto; ela deve sempre ser acompanhada da prudência. A astúcia e a safadeza, por outro lado, são diabólicas e podem causar muito mal.” São Padre Pio de Pietrelcina