37. Por la mañana, cuando se le había pasado ya la borrachera, le contó todo lo sucedido. Entonces se le paralizó el corazón, y él se quedó como una piedra.





“No tumulto das paixões terrenas e das adversidades, surge a grande esperança da misericórdia inexorável de Deus. Corramos confiantes ao tribunal da penitência onde Ele, com ansiedade paterna, espera-nos a todo instante.” São Padre Pio de Pietrelcina