13. El decreto debía ser publicado como ley en todas las provincias y en todas las poblaciones, a fin de que los judíos estuviesen preparados aquel día para vengarse de sus enemigos.





“Queira o dulcíssimo Jesus conservar-nos na Sua graça e dar-nos a felicidade de sermos admitidos, quando Ele quiser, no eterno convívio…” São Padre Pio de Pietrelcina