13. Sin embargo, en el primer año de su reinado, Ciro, rey de Babilonia, promulgó un edicto ordenando que fuese reconstruido este templo de Dios.





“Não se desencoraje, pois, se na alma existe o contínuo esforço de melhorar, no final o Senhor a premia fazendo nela florir, de repente, todas as virtudes como num jardim florido.” São Padre Pio de Pietrelcina