1. Ama al Señor, tu Dios, y cumple siempre lo que te ha ordenado: sus leyes, sus preceptos, sus mandamientos.

2. Reconocedlo hoy -no se trata de vuestros hijos, que ni han conocido ni han visto-, reconoced las lecciones del Señor, vuestro Dios, la grandeza y la fuerza de su brazo poderoso,

3. los milagros y prodigios que obró en Egipto contra el Faraón y toda su tierra;

4. lo que hizo con el ejército egipcio, con sus caballos y sus carros, que sepultó bajo las aguas del mar Rojo cuando os perseguían y lo destruyó hasta el día de hoy;

5. todo lo que ha hecho por vosotros en el desierto hasta que habéis llegado a este lugar;

6. lo que hizo con Datán y Abirán, hijos de Eliab el rubenita, cuando se abrió la tierra y se los tragó con sus familias, sus tiendas y toda su dependencia a la vista de todo Israel.

7. Vosotros mismos, con vuestros ojos, habéis visto toda la grandiosa obra del Señor.

8. Guardad, pues, todos sus mandamientos que hoy os prescribo yo, para que seáis fuertes y conquistéis la tierra de la que vais a tomar posesión,

9. para que se alarguen vuestros días sobre la tierra que el Señor prometió con juramento a vuestros padres y a su descendencia, tierra que mana leche y miel.

10. Porque la tierra en que vais a entrar para poseerla no es como la tierra de Egipto de la que habéis salido, donde echabas la semilla y la regabas con tu pie, como se riega una huerta.

11. La tierra en que vais a entrar para poseerla es una tierra de montes y de valles, que riega la lluvia del cielo.

12. Esta tierra depende del cuidado del Señor; sobre ella tiene fijos sus ojos el Señor desde el comienzo del año hasta el final.

13. Si cumplís los mandamientos que yo os prescribo hoy, amando al Señor vuestro Dios y sirviéndole con todo vuestro corazón y toda vuestra alma,

14. yo daré a vuestra tierra la lluvia a su tiempo, lluvia de otoño y primavera, y tú podrás cosechar tu trigo, tu mosto y tu aceite;

15. yo daré a tus ganados hierba en los campos, y tú comerás hasta saciarte.

16. Tened cuidado que no sea seducido vuestro corazón, y prevaricando sirváis a otros dioses rindiéndoles adoración,

17. pues la ira del Señor se encendería contra vosotros, cerraría los cielos y no habría más lluvia; la tierra no daría sus frutos y vosotros pereceríais bien pronto en esa buena tierra que el Señor os da.

18. Grabad en vuestro corazón y en vuestra alma estas palabras que hoy os digo, atadlas a vuestras manos como señal y ponedlas como frontal entre vuestros ojos.

19. Enseñádselas a vuestros hijos y repetídselas sin cesar: lo mismo cuando estéis sentados en casa que cuando vayáis de viaje, lo mismo cuando estés acostado que cuando estés levantado y de pie.

20. Escríbelas en los postes de tu casa y sobre tus puertas,

21. para que viváis largos días, vosotros y vuestros hijos, en la tierra que el Señor juró dar a vuestros padres; tan largos como los días de los cielos sobre la tierra.

22. Si guardáis y ponéis por obra todos los mandamientos que yo os doy, amando a vuestro Dios y siguiendo siempre sus caminos sin apartaros de él,

23. el Señor echará lejos de vosotros estas naciones y las conquistaréis a pesar de ser más potentes y numerosas que vosotros.

24. Todo lo que pise la planta de vuestros pies será vuestro, y vuestras fronteras se extenderán desde el desierto al Líbano, desde el río Éufrates al mar Mediterráneo.

25. Nadie podrá resistirse ante vosotros. El Señor, vuestro Dios, sembrará el pánico y el temor delante de vosotros sobre toda la tierra donde pongáis vuestro pie, como él mismo ha dicho.

26. Mirad: yo os pongo hoy delante bendición y maldición.

27. Bendición, si obedecéis los mandamientos del Señor, vuestro Dios, que yo os prescribo hoy;

28. maldición, si no obedecéis los mandamientos del Señor, vuestro Dios, si os apartáis del camino que yo os he enseñado y os vais tras los dioses que no habéis conocido.

29. Cuando el Señor, tu Dios, te haya llevado a la tierra donde vas a entrar para tomar posesión de ella, colocarás la bendición sobre el monte Garizín y la maldición sobre el monte Ebal.

30. Estos montes se encuentran al otro lado del Jordán, detrás del camino del occidente, en la tierra de los cananeos que viven en la Arabá, frente a Guilgal, junto a la encina de Moré.

31. Vais a cruzar el Jordán para tomar posesión de la tierra que el Señor, vuestro Dios, os da. La poseeréis, la habitaréis,

32. guardaréis y pondréis en práctica todos los mandamientos y prescripciones que hoy os propongo.






“A maior alegria de um pai é que os filhos se amem, formem um só coração e uma só alma. Não fostes vós que me escolhestes, mas o pai celeste que, na minha primeira missa, me fez ver todos os filhos que me confiava”.(P.e Pio) São Padre Pio de Pietrelcina