1. En aquel tiempo, cuando aún no había rey en Israel, hubo un hombre, levita, que residía como forastero en los confines de la montaña de Efraím. Tomó por concubina a una mujer de Belén de Judá.





“O amor nada mais é do que o brilho de Deus nos homens”. São Padre Pio de Pietrelcina