6. Sólo se les dejaba ver una hoguera, que se encendía por sí misma e infundía terror; una vez desaparecida la visión, quedaban aterrados y les parecía más terrible aún lo que habían visto.





“Não se desencoraje, pois, se na alma existe o contínuo esforço de melhorar, no final o Senhor a premia fazendo nela florir, de repente, todas as virtudes como num jardim florido.” São Padre Pio de Pietrelcina