4. ¡Acusad a vuestra madre, acusadla! Porque ella no es mi esposa, ni yo soy su marido. Que aleje de su rostro sus prostituciones y sus fornicaciones de su seno.





“Tenhamos sempre horror ao pecado mortal e nunca deixemos de caminhar na estrada da santa eternidade.” São Padre Pio de Pietrelcina