30. Quitó de la cabeza de Milcón la corona de oro, que pesaba treinta y cuatro kilos, y la piedra preciosa que había puesta en ella fue puesta en la corona de David. El botín que tomó de la ciudad fue inmenso.





“O amor nada mais é do que o brilho de Deus nos homens”. São Padre Pio de Pietrelcina