II Reyes, 8
20. En su tiempo, Edón se independizó de Judá, y se eligieron un rey.
20. En su tiempo, Edón se independizó de Judá, y se eligieron un rey.
El Capítulo 8 de 2 Reyes cuenta la historia de Hazael, un hombre que eventualmente se convertiría en rey de Siria, y su interacción con el profeta Eliseo y el rey Jehora de Israel. Hazael visita a Elisha disfrazado y pregunta sobre la salud del rey Jeorão, mientras que de hecho estaba interesado en saber si podría convertirse en rey. Más tarde, Eliseo envía a uno de sus discípulos a ungir a Hazael como rey de Siria, pero también profetiza que causará mucha destrucción. A continuación hay cinco versos relacionados con los temas cubiertos en 2 reyes 8:
Isaías 7:16: "Porque antes del niño sabe cómo decir 'papá' o 'mamá', el poder del albaricoque y el botín de Samaria serán tomados por el rey de Asiria". Este versículo habla sobre la caída del albaricoque, que se menciona en 2 Kings 8:7.
2 Reyes 9:14: "Entonces Jehu, hijo de Jehoshaphat y nieto de Ninsi, conspiró contra Jorno". Este versículo comienza la historia de Jehu, que más tarde se convierte en rey de Israel. La historia de Jehu es importante porque Dios es elegido para castigar la casa de Ahab por su idolatría y maldad, un tema recurrente en 2 reyes.
Isaías 7:8: "Porque la cabeza de Siria es Damasco, y la cabeza de Damasco es efecto". Este versículo también habla sobre la caída de Damasco y la derrota de Siria.
Oseas 1:4: "Entonces el Señor le dijo a Oseas," Dale el nombre de Jezreel, porque pronto castigaré la dinastía de Jehu por la masacre en Jezreel, y terminaré el reino de Israel ". Este versículo habla sobre el castigo que Dios planea la Casa de Jehu, que se menciona en 2 Reyes 9:7.
2 Reyes 10:32: "En esos días, el Señor comenzó a reducir el territorio de Israel. Hazael derrotó a los israelitas en todo el este de Jordania". Este versículo habla sobre las acciones de Hazael, que se presenta en 2 reyes 8 como un futuro rey de Siria y eso causa la destrucción en Israel, cumpliendo la profecía de Eliseo.
“A prática das bem-aventuranças não requer atos de heroísmo, mas a aceitação simples e humilde das várias provações pelas quais a pessoa passa.” São Padre Pio de Pietrelcina
