27. No yacen con los héroes caídos de antiguo, que bajaron al abismo con sus armas de guerra, cuyas espadas les fueron puestas bajo la cabeza y los escudos debajo de sus huesos, porque el terror de los héroes campeaba en la tierra de los vivos.





“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina