21. aún tenía en los labios las palabras de mi oración, cuando Gabriel, aquel personaje que había visto anteriormente en visión, volando raudo, se acercó a mí, hacia la hora de la ofrenda de la tarde,





“O demônio é forte com quem o teme, mas é fraquíssimo com quem o despreza.” São Padre Pio de Pietrelcina