29. Cuando se terminó de ofrecer el holocausto, el rey y todos los que lo acompañaban, doblaron sus rodillas y se postraron.





“Que o Espírito Santo guie a sua inteligência, faça-o descobrir a verdade escondida na Sagrada Escritura e inflame a sua vontade para praticá-la.” São Padre Pio de Pietrelcina