Fondare 1115 Risultati per: también

  • Por eso también Jesucristo, para santificar al pueblo por su propia sangre, murió fuera de la ciudad. (Hebreos 13, 12)

  • Si entra en vuestra asamblea un hombre con anillo de oro y vestido elegantemente, y entra también un pobre con vestido miserable, (Santiago 2, 2)

  • Pues el que ha dicho: No cometerás adulterio, ha dicho también: No matarás. Porque si no cometes adulterio y matas, te haces transgresor de la ley. (Santiago 2, 11)

  • ¿Tú crees que hay un solo Dios? Muy bien. Los demonios lo creen también, y tiemblan. (Santiago 2, 19)

  • ¿Y Rajab, la prostituta, no fue también justificada por las obras, al recibir a los mensajeros y hacerles partir por otro camino? (Santiago 2, 25)

  • Todos faltamos de muchas maneras. Si uno no falta en las palabras, es un hombre perfecto, capaz de refrenar también todo su cuerpo. (Santiago 3, 2)

  • Así también la lengua es un pequeño miembro que se atreve a grandes cosas. Observad que una pequeña chispa puede incendiar un bosque inmenso. (Santiago 3, 5)

  • La lengua es también de fuego; el mundo de la injusticia. La lengua puesta en medio de nuestros miembros infecta todo nuestro cuerpo y prende fuego al curso de nuestra vida, cuando ella está incendiada con el fuego del infierno. (Santiago 3, 6)

  • Aguardad también vosotros pacientemente; fortaleced vuestros ánimos, porque la venida del Señor está próxima. (Santiago 5, 8)

  • Esclavos, someteos con todo respeto a los amos; no sólo a los buenos y amables, sino también a los de carácter duro, (I Pedro 2, 18)

  • Más aún, ésta es vuestra vocación, pues también Cristo sufrió por vosotros, y os dejó ejemplo para que sigáis sus pasos. (I Pedro 2, 21)

  • Pues también Cristo murió una vez por los pecados el justo por los injustos, con el fin de llevarnos a Dios. Sufrió la muerte corporal, pero fue devuelto a la vida espiritual; (I Pedro 3, 18)


Uma filha espiritual perguntou a Padre Pio: “O Senhor cura tantas pessoas, por que não cura esta sua filha espiritual?” Padre Pio respondeu-lhe em voz baixa: “E não nos oferecemos a Deus?” São Padre Pio de Pietrelcina