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  • Al día siguiente, la mayor dijo a la menor: "La noche pasada dormí yo con mi padre; emborrachémosle también esta noche y te acuestas tú con él, y así tendremos descendencia de nuestro padre". (Génesis 19, 34)

  • Comieron y bebieron él y sus acompañantes, y pasaron allí la noche. A la mañana siguiente, cuando se levantaron, él dijo: "Dejadme volver a mi amo". (Génesis 24, 54)

  • A la mañana siguiente se levantaron de madrugada y se prestaron juramento mutuamente. Isaac los despidió, y ellos se fueron en paz. (Génesis 26, 31)

  • A la mañana siguiente Jacob se dio cuenta que era Lía, y dijo a Labán: "¿Qué es lo que me has hecho? ¿No te he servido yo por Raquel? ¿Por qué me has engañado?". (Génesis 29, 25)

  • Cuando a la mañana siguiente José fue a buscarlos, se dio cuenta de que estaban tristes; (Génesis 40, 6)

  • A la mañana siguiente el Faraón, muy turbado, mandó llamar a todos los adivinos y a todos los sabios de Egipto y les contó su sueño, pero nadie pudo explicárselo. (Génesis 41, 8)

  • El Faraón dijo a José: "Di a tus hermanos: Haced lo siguiente: cargad vuestros asnos y volved a la tierra de Canaán. (Génesis 45, 17)

  • Pasado aquel año, volvieron al año siguiente y le dijeron: "No podemos ocultar a nuestro señor que se nos ha acabado el dinero; también el ganado es ya de nuestro señor y ahora no nos queda para nuestro señor sino nuestro cuerpo y nuestras tierras. (Génesis 47, 18)

  • Salió también al día siguiente. Vio a dos hebreos riñendo, y dijo al agresor: "¿Por qué golpeas a tu prójimo?". (Exodo 2, 13)

  • Al día siguiente lo llevó a cabo: todo el ganado de los egipcios murió, pero el de los israelitas no murió ni uno siquiera. (Exodo 9, 6)

  • No dejaréis nada de él para la mañana siguiente; si queda algo, lo quemáis. (Exodo 12, 10)

  • Tomad un manojo de hisopo, mojadlo en la sangre recogida en una cubetilla, untad con ella el dintel y las jambas y que nadie salga de su casa hasta la mañana siguiente. (Exodo 12, 22)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina