Fondare 2537 Risultati per: rey

  • y el Señor los entregó en manos de Yabín, rey de Canaán, que reinaba en Jasor, y cuyo jefe militar era Sísara, que vivía en Jaróset Goyín. (Jueces 4, 2)

  • Sísara huyó a pie hacia la tienda de Yael, mujer de Jéber, el quenita, porque había buenas relaciones entre Yabín, rey de Jasor, y la casa de Jéber, el quenita. (Jueces 4, 17)

  • Así humilló Dios aquel día a Yabín, rey de Canaán, ante los israelitas. (Jueces 4, 23)

  • La mano de los israelitas pesó cada vez más sobre Yabín, rey de Canaán, hasta que acabaron con él. (Jueces 4, 24)

  • Oíd, reyes; prestad atención, príncipes: yo cantaré al Señor, Dios de Israel. (Jueces 5, 3)

  • Vinieron los reyes, lucharon; entonces los reyes de Canaán combatieron en Tanac, junto a las aguas de Meguido, pero no obtuvieron un botín de plata. (Jueces 5, 19)

  • Entonces dijo a la gente de Sucot: "Dad, por favor, tortas de pan a la gente que me sigue, porque están extenuados, y yo quiero continuar persiguiendo a Zébaj y a Salmuná, reyes madianitas". (Jueces 8, 5)

  • Zébaj y Salmuná huyeron; pero Gedeón los persiguió, e hizo prisioneros a los dos reyes de Madián, Zébaj y Salmuná, y derrotó a todo su ejército. (Jueces 8, 12)

  • El peso de los anillos de oro que él había pedido ascendió a veinte kilos, sin contar las lunetas, los pendientes y los vestidos de púrpura que llevaban los reyes madianitas ni los collares que colgaban del cuello de sus camellos. (Jueces 8, 26)

  • Una vez los árboles se pusieron en camino para ungir un rey que reinase sobre ellos. Dijeron al olivo: Reina sobre nosotros. (Jueces 9, 8)

  • La zarza espinosa les respondió: Si de verdad queréis ungirme por vuestro rey, venid y refugiaos a mi sombra; y si no, saldrá fuego de la zarza y devorará a los cedros del Líbano. (Jueces 9, 15)

  • Ahora bien, si habéis obrado de buena fe y con justicia al elegir por rey a Abimelec, si os habéis portado bien con Yerubaal y con su casa, si lo habéis tratado según sus méritos, (Jueces 9, 16)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina