Fondare 80 Risultati per: reina de Sabá

  • "Pero esto no es todo; hasta la misma reina Ester, en el banquete que ha dado, no ha querido que hubiese nadie fuera del rey y yo, y nos ha invitado de nuevo para mañana. (Ester 5, 12)

  • El rey dijo también este segundo día a Ester: "Reina Ester, dime qué quieres y te lo daré; di qué deseas y lo tendrás, aunque sea la mitad de mi reino". (Ester 7, 2)

  • Ester respondió: "El opresor, nuestro enemigo, es este perverso de Amán". Amán entonces se llenó de pánico ante el rey y la reina. (Ester 7, 6)

  • Cuando el rey volvió del jardín a la sala del banquete, encontró a Amán reclinado sobre el diván en el que estaba reclinada Ester, y gritó: "¿También quieres violentar a la reina delante de mí, en mi palacio?". Al terminar de pronunciar estas palabras, taparon el rostro de Amán, y (Ester 7, 8)

  • Aquel mismo día el rey Asuero regaló a la reina Ester la casa de Amán, el enemigo de los judíos, y Mardoqueo fue presentado al rey, pues Ester le había revelado lo que era para ella. (Ester 8, 1)

  • El rey respondió a la reina Ester y al judío Mardoqueo: "He dado a Ester la casa de Amán, al que han ahorcado por haber querido acabar con los judíos. (Ester 8, 7)

  • La reina Ester, hija de Abijail, y el judío Mardoqueo escribieron de nuevo para confirmar con su autoridad esta segunda carta. (Ester 9, 29)

  • ordenando celebrar los días de purim y en su fecha exacta, según habían establecido el judío Mardoqueo y la reina Ester, y cómo se habían obligado ellos y su descendencia en cuanto a ayunos y lamentaciones. (Ester 9, 31)

  • la fuentecilla que se convirtió en río abundante de aguas, la luz que se transformó en sol. El río es Ester, a quien el rey tomó por esposa e hizo reina; (Ester 10, 6)

  • También la reina Ester, aterrada por el inminente peligro de muerte que se cernía sobre ella, recurrió al Señor. (Ester 14, 1)

  • El día tercero, terminada su oración, se quitó sus vestiduras de duelo y se vistió de reina. (Ester 15, 4)

  • Levantó su rostro centelleante y lanzó una mirada cargada de ira. La reina perdió el color, se desmayó y se apoyó en la doncella que la acompañaba. (Ester 15, 10)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina