Fondare 182 Risultati per: mar muerto
La otra mujer replicó: "No es verdad, pues mi hijo es el vivo y el tuyo es el muerto". La primera decía: "No, tu hijo es el muerto, y mi hijo el vivo". De esta suerte disputaban delante del rey. (I Reyes 3, 22)
El rey reflexionó: "La una dice: Éste es mi hijo, el vivo; el tuyo es el muerto. La otra replica: No, tu hijo es el muerto y mi hijo el vivo". (I Reyes 3, 23)
Pero cuando Hadad se enteró de que David descansaba con sus antepasados y de que Joab, el general del ejército, había muerto, dijo al Faraón: "Déjame volver a mi tierra". (I Reyes 11, 21)
Apenas supo Jezabel que Nabot había sido matado a pedradas, dijo a Ajab: "Levántate, toma posesión de la viña de Nabot, el yezraelita, que no quiso vendértela, pues Nabot ya no vive, sino que ha muerto". (I Reyes 21, 15)
Cuando Ajab oyó que Nabot había muerto, fue y se apoderó de su viña. (I Reyes 21, 16)
Al ponerse el sol, corrió esta orden por el campamento: "¡Cada cual a su ciudad, cada cual a su tierra, el rey ha muerto!". (I Reyes 22, 36)
Una mujer, esposa de un discípulo de los profetas, fue a lamentarse a Eliseo: "Mi marido ha muerto. Tú bien sabes que tu siervo era temeroso del Señor. Pues bien, el acreedor ha venido a llevarse mis dos hijos como esclavos". (II Reyes 4, 1)
Cuando Eliseo llegó a la casa, el niño estaba muerto, echado en su cama. (II Reyes 4, 32)
Un oficial dijo: "Que vayan cinco hombres en cinco caballos a ver qué pasa. Si quedan con vida, serán como los que quedan aquí; y si mueren, serán como los que ya han muerto". (II Reyes 7, 13)
Y mientras él contaba al rey cómo había resucitado a un muerto, llegó la mujer a cuyo hijo había resucitado para reclamar ante el rey su casa y su campo. Guejazí dijo: "¡Oh rey, mi señor!, ésta es la mujer y éste es el hijo al que Eliseo resucitó". (II Reyes 8, 5)
Cuando Atalía, madre de Ocozías, vio que su hijo había muerto, fue y exterminó a toda la familia real. (II Reyes 11, 1)
Todo el pueblo se llenó de júbilo, y la ciudad quedó tranquila, pues Atalía había muerto a espada en el palacio real. (II Reyes 11, 20)