Fondare 241 Risultati per: levantó

  • David se levantó y huyó aquel día lejos de Saúl, llegando a Aquís, rey de Gat. (I Samuel 21, 11)

  • Y los hombres de David le dijeron: "Mira, hoy es el día del que te dijo el Señor: Yo pongo a tu enemigo en tu mano; trátale como bien te parezca". David se levantó y sigilosamente cortó la orla del manto de Saúl. (I Samuel 24, 5)

  • David se levantó y salió de la cueva tras él, gritando: "¡Oh rey, mi señor!". Saúl miró para atrás, y David se inclinó en tierra y se prosternó. (I Samuel 24, 9)

  • Ella se levantó, se postró rostro en tierra y dijo: "Tu sierva es como una esclava para lavar los pies de los siervos de mi señor". (I Samuel 25, 41)

  • Él no quería comer; pero sus servidores y la mujer le insistieron tanto que, por fin, aceptó. Se levantó del suelo y se sentó a la mesa. (I Samuel 28, 23)

  • Entonces David se levantó del suelo, se bañó, se perfumó, cambió sus ropas, entró en el templo y adoró al Señor. Volvió a su casa, pidió que le sirviesen de comer y comió. (II Samuel 12, 20)

  • Entonces el rey se levantó, rasgó sus vestiduras y se echó por tierra. Y todos sus servidores que estaban con él rasgaron también sus vestiduras. (II Samuel 13, 31)

  • Entonces Absalón huyó. El centinela levantó la vista y vio que venía mucha gente por el camino de Bajurín, del lado de la montaña. (II Samuel 13, 34)

  • Entonces el rey se levantó y fue a sentarse a la puerta. Se informó a todo el ejército de que el rey estaba sentado a la puerta. Y todo el ejército se presentó ante el rey. Los de Israel habían huido cada uno a su tienda. (II Samuel 19, 9)

  • Al día siguiente, cuando se levantó David, el Señor dijo al profeta Gad, a quien David consultaba: (II Samuel 24, 11)

  • David levantó allí un altar al Señor y ofreció holocaustos y sacrificios de reconciliación. Entonces el Señor tuvo misericordia del país y retiró el castigo de Israel. (II Samuel 24, 25)

  • Y Adonías, por miedo a Salomón, se levantó y fue a agarrarse a los cuernos del altar. (I Reyes 1, 50)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina