Fondare 498 Risultati per: fuego extraño

  • El nazireo se afeitará su cabeza consagrada a la entrada de la tienda de la reunión, y tomando los cabellos de su cabeza consagrada, los echará al fuego que arde bajo el sacrificio de reconciliación. (Números 6, 18)

  • El día en que fue levantada la morada, la nube cubrió la morada, la tienda del testimonio, y desde la tarde a la mañana estuvo sobre la morada en forma de fuego. (Números 9, 15)

  • La nube la cubría constantemente, tomando por la noche la apariencia de fuego. (Números 9, 16)

  • El pueblo se quejó al Señor de sus desgracias. El Señor lo oyó, montó en cólera y mandó contra ellos un fuego, que devoró uno de los flancos del campamento. (Números 11, 1)

  • El pueblo llamó a gritos a Moisés, el cual intercedió por ellos ante el Señor y el fuego se apagó. (Números 11, 2)

  • Llamaron a aquel lugar Taberá, porque allí se había encendido contra ellos el fuego del Señor. (Números 11, 3)

  • y lo pondrán en conocimiento de los habitantes de esta tierra. Saben que tú, oh Señor, estás en medio de tu pueblo, que te dejas ver cara a cara, que tu nube se posa sobre ellos, que vas delante de ellos de día en columna de nube y de noche en columna de fuego. (Números 14, 14)

  • poned mañana fuego en ellos, y sobre el fuego, incienso ante el Señor; aquel a quien elija el Señor, ése será consagrado. ¡Y basta ya, hijos de Leví!". (Números 16, 7)

  • Cada uno tomó su incensario, puso fuego y colocó encima el incienso, y se presentaron a la entrada de la tienda de la reunión, juntamente con Moisés y Aarón. (Números 16, 18)

  • Un fuego que salía del Señor devoró a los 250 hombres que ofrecían el incienso. (Números 16, 35)

  • "Ordena a Eleazar, hijo de Aarón sacerdote, que saque del fuego los incensarios, pues están santificados, y que tire las brasas que haya en ellos. (Números 17, 2)

  • Tomó Eleazar los incensarios de bronce que habían presentado los abrasados por el fuego y los transformó en láminas para el altar. (Números 17, 4)


“Deus não opera prodígios onde não há fé.” São Padre Pio de Pietrelcina