Fondare 599 Risultati per: fruto del espíritu

  • Azarías, hijo de Oded, revestido del espíritu de Dios, (II Crónicas 15, 1)

  • Pero se adelantó un espíritu, y de pie ante el Señor dijo: Yo lo seduciré. El Señor le preguntó: ¿Cómo? (II Crónicas 18, 20)

  • Él respondió: Iré y seré espíritu de mentira en la boca de todos sus profetas. El Señor dijo: Tú lograrás seducirlo; vete y hazlo así. (II Crónicas 18, 21)

  • El Señor ha puesto espíritu de mentira en la boca de todos tus profetas, pues el Señor ha decretado tu ruina". (II Crónicas 18, 22)

  • Entonces Sedecías, hijo de Canaaná, dio una bofetada a Miqueas, y le dijo: "¿Es que el espíritu del Señor me ha dejado a mí para hablarte a ti?". (II Crónicas 18, 23)

  • Zacarías, hijo del sacerdote Yehoyadá, poseído del espíritu de Dios se presentó ante el pueblo y dijo: "Esto dice Dios: ¿Por qué quebrantáis los mandamientos del Señor? No triunfaréis, pues si vosotros abandonáis al Señor, él os abandonará a vosotros". (II Crónicas 24, 20)

  • Les diste tu espíritu bueno para instruirlos; no negaste el maná a su boca y les procuraste agua para calmar su sed. (Nehemías 9, 20)

  • No obstante, tú los soportaste muchos años, los amonestaste con tu espíritu por medio de los profetas, pero no hicieron caso. Entonces los entregaste en manos de los pueblos del país. (Nehemías 9, 30)

  • Le respondió: "El corazón y el hígado del pez se queman delante de un hombre o mujer atormentados por el demonio o por un espíritu maligno, y el tormento desaparece para siempre. (Tobías 6, 8)

  • Hemos oído hablar de tu sabiduría y de la habilidad de tu espíritu, y toda la tierra sabe que tú solo en todo el reino eres hábil, rico de experiencia y prodigioso en campañas guerreras. (Judit 11, 8)

  • Que te sirvan todas las criaturas, pues hablaste, y fueron creadas; enviaste tu espíritu, y existieron; y no hay nada que se resista a tu voz. (Judit 16, 14)

  • Cuando el espíritu divaga en las visiones de la noche, cuando el sopor a los hombres invade, (Job 4, 13)


“Há alegrias tão sublimes e dores tão profundas que não se consegue exprimir com palavras. O silêncio é o último recurso da alma, quando ela está inefavelmente feliz ou extremamente oprimida!” São Padre Pio de Pietrelcina