Fondare 536 Risultati per: entrada en el reino

  • Cuando Moisés entraba en la tienda, la columna de nube bajaba y se paraba a la entrada de la tienda, y el Señor hablaba con Moisés. (Exodo 33, 9)

  • El pueblo, al ver la columna de nube a la entrada de la tienda, se levantaba y se prosternaba, cada uno a la puerta de su tienda. (Exodo 33, 10)

  • el altar de los perfumes y sus barras; el óleo de la unción y el incienso perfumado y la cortina de entrada al tabernáculo; (Exodo 35, 15)

  • las cortinas del atrio, sus columnas y sus basas y la cortina de entrada al atrio; (Exodo 35, 17)

  • Hicieron para la entrada de la tienda una cortina de lino fino trenzado, artísticamente recamada, de púrpura violeta, escarlata y carmesí. (Exodo 36, 37)

  • Hizo de bronce la pila y su pie, con los espejos de las mujeres que velaban a la entrada de la tienda de la reunión. (Exodo 38, 8)

  • En la entrada del atrio había una cortina en púrpura violeta, escarlata y carmesí, de lino fino trenzado, artísticamente recamado, de diez metros de larga por dos y medio de alta, igual que las cortinas del atrio. (Exodo 38, 18)

  • Con ellos se hicieron las basas de la entrada de la tienda de la reunión, el altar de bronce con su enrejado y todos sus utensilios, (Exodo 38, 30)

  • el altar de oro; el óleo de la unción, el incienso perfumado y la cortina para la entrada del tabernáculo; (Exodo 39, 38)

  • las cortinas del atrio, sus columnas y sus basas; la cortina de la entrada del atrio, sus cuerdas y sus estacas y todos los utensilios del servicio del tabernáculo para la tienda de la reunión; (Exodo 39, 40)

  • Pondrás el altar de oro para el perfume delante del arca del testimonio y colgarás la cortina de la entrada del tabernáculo. (Exodo 40, 5)

  • Levantarás el atrio en derredor y colgarás la cortina de la entrada del atrio. (Exodo 40, 8)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina