Fondare 366 Risultati per: altar

  • El mismo altar estaba lleno de cosas impuras prohibidas por la ley. (II Macabeos 6, 5)

  • Purificaron el templo, hicieron otro altar, sacaron fuego del pedernal, encendieron de nuevo la luz y el fuego y ofrecieron sacrificios; quemaron incienso y ofrecieron los panes de la proposición, renovándolo todo, después de una interrupción de dos años. (II Macabeos 10, 3)

  • Prosternados ante el altar, pedían a Dios que se mostrara propicio y fuera enemigo de sus enemigos y adversario de sus adversarios, como está escrito en la ley. (II Macabeos 10, 26)

  • Castigo justísimo. Él había cometido muchos delitos contra el altar, cuyo fuego y ceniza son santos. Y en la ceniza encontró la muerte. (II Macabeos 13, 8)

  • Un tal Alcimo, que había llegado a ser sumo sacerdote, pero que en los días de la confusión se había contaminado voluntariamente, creyendo que no habría para él otra forma de salvación y de acercarse de nuevo al altar, (II Macabeos 14, 3)

  • "Si no me entregáis preso a Judas, arrasaré este lugar, destruiré el altar y levantaré en su lugar un magnífico templo a Baco". (II Macabeos 14, 33)

  • Al llegar allí, reunió a sus conciudadanos y, en especial, a los sacerdotes; se puso en pie ante el altar y mandó venir a los de la ciudadela. (II Macabeos 15, 31)

  • Tú me ordenaste edificar un templo en tu monte santo y un altar en la ciudad de tu morada a imitación de la tienda santa, que tú ya habías preparado desde el principio. (Sabiduría 9, 8)

  • La ofrenda del justo da lustre al altar, y su suave olor se eleva hasta el altísimo. (Eclesiástico 35, 5)

  • Estableció instrumentos musicales delante del altar, con cuyo acompañamiento los cantos resultaban más dulces. (Eclesiástico 47, 9)

  • Cuando se ponía las vestiduras de fiesta y se vestía con ropas suntuosas, subía al altar santo y hacía resplandecer el ámbito del santuario. (Eclesiástico 50, 11)

  • hasta acabar el servicio del altar y disponer el sacrificio del altísimo omnipotente. (Eclesiástico 50, 14)


“Não há nada mais inaceitável do que uma mulher caprichosa, frívola e arrogante, especialmente se é casada. Uma esposa cristã deve ser uma mulher de profunda piedade em relação a Deus, um anjo de paz na família, digna e agradável em relação ao próximo.” São Padre Pio de Pietrelcina