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Cuando Saúl volvió de perseguir a los filisteos, se enteró de que David estaba en el desierto de Engadí. (I Samuel 24, 2)
Saúl dijo a David: "Bendito seas, hijo mío, David. Tendrás éxito seguro en tus empresas y tu poder será grande". David prosiguió su camino y Saúl volvió a su casa. (I Samuel 26, 25)
Cuando David volvió a Sicelag, envió parte del botín a los ancianos de Judá según sus ciudades, diciendo: "Os mando un presente del botín de los enemigos del Señor". (I Samuel 30, 26)
Abner se volvió hacia atrás y dijo: "¿Eres tú Asael?". Él respondió: "Sí, soy yo". (II Samuel 2, 20)
Abner volvió a decirle: "Apártate de mí; ¿por qué me obligas a derribarte a tierra? ¿Cómo podría entonces levantar mis ojos en presencia de Joab, tu hermano?". (II Samuel 2, 22)
Su marido partió con ella y la siguió llorando hasta Bajurín. Abner le dijo: "Anda, vuélvete". Y él se volvió. (II Samuel 3, 16)
Cuando Abner volvió a Hebrón, Joab le llevó aparte, al lado de la puerta, como para hablar pacíficamente con él, y allí le hirió mortalmente en el vientre, por la sangre de Asael, su hermano. (II Samuel 3, 27)
David volvió a reunir a todo lo selecto de Israel: treinta mil hombres. (II Samuel 6, 1)
Cuando David volvió a su casa para bendecirla, Mical, hija de Saúl, le salió al encuentro y le dijo: "¡Qué bien ha quedado hoy el rey de Israel desnudándose ante la vista de las criadas de sus servidores, como lo haría un hombre cualquiera!". (II Samuel 6, 20)
Los amonitas, al ver huir a los sirios, se dieron también a la fuga ante Abisay y entraron en la ciudad. Entonces Joab volvió de la guerra contra los amonitas y entró en Jerusalén. (II Samuel 10, 14)
Entonces David mandó que se la trajeran. Ella vino a su casa, y él se acostó con ella; ella acababa de purificarse de su impureza menstrual. Después se volvió a su casa. (II Samuel 11, 4)
Entonces David se levantó del suelo, se bañó, se perfumó, cambió sus ropas, entró en el templo y adoró al Señor. Volvió a su casa, pidió que le sirviesen de comer y comió. (II Samuel 12, 20)