Fondare 121 Risultati per: Joab

  • Dijeron a Joab que el rey lloraba y se lamentaba por Absalón. (II Samuel 19, 2)

  • Joab se presentó al rey, en su casa, y le dijo: "Hoy cubres de vergüenza a tus siervos, que han salvado hoy tu vida, la vida de tus hijos y de tus hijas, la de tus mujeres y tus concubinas, (II Samuel 19, 6)

  • Y a Amasá le diréis: ¿No eres tú hueso mío y carne mía? Que Dios me castigue si no te hago jefe de mi ejército para siempre en lugar de Joab". (II Samuel 19, 14)

  • Con Abisay salieron a campaña Joab, los quereteos, los peleteos y todos los valientes; salieron de Jerusalén para perseguir a Sebá, hijo de Bicrí. (II Samuel 20, 7)

  • Cuando estaban junto a la gran piedra que hay en Gabaón, llegó Amasá frente a ellos. Joab iba vestido con uniforme militar y llevaba al costado una espada envainada. La espada se le salió y se cayó. (II Samuel 20, 8)

  • Joab preguntó a Amasá: "¿Estás bien, hermano mío?". Y con la mano derecha le agarró de la barba, como para besarle. (II Samuel 20, 9)

  • Amasá no se fijó en la espada que Joab tenía en la mano, y éste se la clavó en el vientre, esparció sus entrañas en la tierra y, sin repetirle el golpe, murió. Entonces Joab y su hermano Abisay salieron en persecución de Sebá, hijo de Bicrí. (II Samuel 20, 10)

  • Uno de los soldados de Joab se quedó junto a Amasá y gritó: "El que esté por Joab y por David, que siga a Joab". (II Samuel 20, 11)

  • Una vez apartado del camino, todos siguieron a Joab en persecución de Sebá, hijo de Bicrí. (II Samuel 20, 13)

  • Los de Joab llegaron y lo asediaron en Abel Bet Maacá. Levantaron un terraplén contra la ciudad, y todo el ejército que seguía a Joab hacía minas para hacer caer la muralla. (II Samuel 20, 15)

  • Entonces una mujer, avisada, comenzó a gritar desde la ciudad: "¡Escuchad! ¡Escuchad! Decid a Joab que venga; que quiero hablar con él". (II Samuel 20, 16)

  • Joab fue, y ella le preguntó: "¿Eres tú Joab?". Él respondió: "Sí". Ella le dijo: "Escucha las palabras de tu sierva". Él contestó: "Escucho". (II Samuel 20, 17)


“Nunca vá se deitar sem antes examinar a sua consciência sobre o dia que passou. Enderece todos os seus pensamentos a Deus, consagre-lhe todo o seu ser e também todos os seus irmãos. Ofereça à glória de Deus o repouso que você vai iniciar e não esqueça do seu Anjo da Guarda que está sempre com você.” São Padre Pio de Pietrelcina