Fondare 2479 Risultati per: Ama

  • En seguida salió su hermano, con la mano agarrada al talón de Esaú, y le llamaron Jacob. Isaac tenía sesenta años cuando Rebeca los dio a luz. (Génesis 25, 26)

  • Los niños crecieron; Esaú llegó a ser un diestro cazador y hombre de campo, mientras que Jacob era hombre tranquilo y amante de la tierra. (Génesis 25, 27)

  • Entonces Abimelec mandó llamar a Isaac y le dijo: "Ésta es sin duda tu mujer. ¿Por qué dijiste que era tu hermana?". Isaac respondió: "Porque pensé que a lo mejor me matarían por causa de ella". (Génesis 26, 9)

  • Abrió de nuevo los pozos que habían sido abiertos en tiempos de su padre Abrahán y que los filisteos, después de la muerte de Abrahán, habían cegado, y les dio los mismos nombres con que los había llamado su padre. (Génesis 26, 18)

  • Estas mujeres amargaron la vida a Isaac y a Rebeca. (Génesis 26, 35)

  • Cuando Esaú oyó las palabras de su padre gritó con gran fuerza su amargura, y dijo a su padre: "Bendíceme también a mí, padre mío". (Génesis 27, 34)

  • Esaú continuó: "No por nada se llama Jacob; ya me ha suplantado dos veces. Se alzó con mi primogenitura, y ahora se ha llevado mi bendición". Y añadió: "¿No tienes ya bendición para mí?". (Génesis 27, 36)

  • Le contaron a Rebeca las palabras de su hijo mayor. Ella mandó llamar a Jacob, su hijo menor, y le dijo: "Mira, Esaú, tu hermano, quiere vengarse de ti matándote. (Génesis 27, 42)

  • Y dio a este lugar el nombre de Betel; antes se llamaba Luz. (Génesis 28, 19)

  • Labán tenía dos hijas. La mayor se llamaba Lía y la menor Raquel. (Génesis 29, 16)

  • Jacob amaba a Raquel, y dijo: "Te serviré siete años a cambio de Raquel, tu hija menor". (Génesis 29, 18)

  • Lía concibió y dio a luz un hijo, al que llamó Rubén, pues dijo: "El Señor ha visto mi humillación; ahora mi marido me amará". (Génesis 29, 32)


“Reze pelos infiéis, pelos fervorosos, pelo Papa e por todas as necessidades espirituais e temporais da Santa Igreja, nossa terna mãe. E faça uma oração especial por todos os que trabalham para a salvação das almas e para a glória do nosso Pai celeste.” São Padre Pio de Pietrelcina