Fondare 90 Risultati per: efecto

  • Entonces Eliezer, hijo de Dodaías, de Maresá, profetizó contra Josafat diciendo: «Por haberte aliado con Ocozías, Yahveh ha abierto brecha en tus obras.» En efecto, las naves se destrozaron y no pudieron ir a Tarsis. (II Crónicas 20, 37)

  • Mis vecinos se burlaban y decían: «Todavía no ha aprendido. (Pues, en efecto, ya habían querido matarme por un hecho semejante.) Apenas si pudo escapar y ya vuelve a sepultar a los muertos.» (Tobías 2, 8)

  • Estaba, en efecto, en el campo, vigilando a los que ataban las gavillas, y le dio una insolación a la cabeza, cayó en cama y vino a morir en su ciudad de Betulia. Fue sepultado junto a sus padres, en el campo que hay entre Dotán y Balamón. (Judit 8, 3)

  • «Nosotros, en efecto, hemos oído hablar de tu sabiduría y de la prudencia de tu espíritu, y se dice por toda la tierra que tú eres el mejor en todo el reino, de profundos conocimientos y admirable como estratega. (Judit 11, 8)

  • Judit había mandado a su sierva que se quedara fuera de su dormitorio y esperase a que saliera, como los demás días. Porque, en efecto, ella había dicho que saldría para hacer su oración y en este mismo sentido había hablado a Bagoas. (Judit 13, 3)

  • que hicieran venir a la reina Vastí a presencia del rey, con diadema real, para que vieran las gentes y los jefes su belleza, porque, en efecto, era muy bella. (Ester 1, 11)

  • Pareció bueno el consejo al rey y a los jefes, y el rey llevó a efecto la palabra de Memukán. (Ester 1, 21)

  • ya que Mardoqueo era influyente en el palacio real y su fama se había extendido por todas las provincias; pues, en efecto, de día en día se acrecentaba su poder. (Ester 9, 4)

  • Porque, en efecto, Amán, hijo de Hamdatá, macedonio y, a la verdad, extraño a la raza de los persas y muy alejado de nuestra benevolencia, (Ester 16, 10)

  • Se estremecían todos los que oían el griterío de aquella muchedumbre y el estruendo que levantaba al marchar y entrechocar las armas; era, en efecto, un ejército muy grande y fuerte. (I Macabeos 6, 41)

  • En efecto, habiendo entrado en la ciudad llamada Persépolis, pretendió saquear el santuario y oprimir la ciudad; ante ello, la muchedumbre sublevándose acudió a las armas y le puso en fuga; y sucedió que Antíoco, ahuyentado por los naturales del país, hubo de emprender una vergonzosa retirada. (II Macabeos 9, 2)

  • En efecto, una vez heredado el reino, puso al frente de sus asuntos a un tal Lisias, estratega supremo de Celesiria y Fenicia. (II Macabeos 10, 11)


“Apóie-se, como faz Nossa Senhora, à cruz de Jesus e nunca lhe faltará conforto”. São Padre Pio de Pietrelcina