Fondare 107 Risultati per: Amonitas

  • Los israelitas volvieron a hacer lo que es malo a los ojos del Señor, sirviendo a los Baales y a las Astartés, a los dioses de Arám, de Sidón y de Moab, y a los dioses de los amonitas y de los filisteos. Así abandonaron al Señor y dejaron de servirlo. (Jueces 10, 6)

  • Entonces la ira del Señor se encendió contra Israel, y él los entregó en manos de los filisteos y de los amonitas. (Jueces 10, 7)

  • A partir de ese momento, los amonitas oprimieron duramente a los israelitas que vivían al otro lado del Jordán, en el país de los amorreos de Galaad. La opresión duró dieciocho años. (Jueces 10, 8)

  • Además, los amonitas cruzaron el Jordán para atacar también a Judá, a Benjamín y a la casa de Efraím. Israel se encontró así en un grave aprieto. (Jueces 10, 9)

  • Y el Señor dijo a los israelitas: "Cuando los oprimieron los egipcios, los amorreos, los amonitas, los filisteos, (Jueces 10, 11)

  • Los amonitas se concentraron y fueron a acampar en Galaad. También se reunieron los israelitas y pusieron su campamento en Mispá. (Jueces 10, 17)

  • Entonces el pueblo y los jefes de Galaad se dijeron unos a otros: "¿Quién es el hombre que dirigirá el combate contra los amonitas? Él quedará al frente de todos los habitantes de Galaad". (Jueces 10, 18)

  • Al cabo de un tiempo, los amonitas hicieron la guerra a Israel. (Jueces 11, 4)

  • "Ven, le dijeron; tú serás nuestro comandante en la lucha contra los amonitas". (Jueces 11, 6)

  • Los ancianos de Galaad dijeron a Jefté: "Si, de acuerdo. Pero ahora recurrimos a ti para que vengas con nosotros a combatir contra los amonitas. Tú serás nuestro jefe y el de todos los habitantes de Galaad". (Jueces 11, 8)

  • Jefté les respondió: "Si me hacen volver para luchar contra los amonitas y el Señor me los entrega, yo seré el jefe de ustedes". (Jueces 11, 9)

  • Después, Jefté envió mensajeros al rey de los amonitas, para decirle: "¿Qué tenemos que ver tú y yo, para que vengas a atacarme en mi propio país?". (Jueces 11, 12)


“Que Maria sempre enfeite sua alma com as flores e o perfume de novas virtudes e coloque a mão materna sobre sua cabeça. Fique sempre e cada vez mais perto de nossa Mãe celeste, pois ela é o mar que deve ser atravessado para se atingir as praias do esplendor eterno no reino do amanhecer.” São Padre Pio de Pietrelcina