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y no sólo con su llegada, sino también con el consuelo que ustedes le prodigaron. Él nos habló del profundo afecto, del dolor y de la preocupación que ustedes sienten por mí, con lo cual me alegré más todavía. (II Corintios 7, 7)
Además, él ha sido designado por las Iglesias como nuestro compañero de viaje en esta obra de generosidad, a la cual nos consagramos para gloria del Señor y como prueba de nuestra buena voluntad. (II Corintios 8, 19)
Así podrán comprender, con todos los santos, cuál es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad, (Efesios 3, 18)
No sean irresponsables, sino traten de saber cuál es la voluntad del Señor. (Efesios 5, 17)
del cual yo soy embajador en medio de mis cadenas. ¡Así podré hablar libremente de él, como debo hacerlo! (Efesios 6, 20)
así serán irreprochables y puros, hijos de Dios sin mancha, en medio de una generación extraviada y pervertida, dentro de la cual ustedes brillan como haces de luz en el mundo, (Filipenses 2, 15)
Para esto es necesario que ustedes permanezcan firmes y bien fundados en la fe, sin apartarse de la esperanza transmitida por la Buena Noticia que han oído y que fue predicada a todas las criaturas que están bajo el cielo y de la cual yo mismo, Pablo, fui constituido ministro. (Colosenses 1, 23)
Rueguen también por nosotros, a fin de que Dios nos allane el camino para anunciar el misterio de Cristo, por el cual estoy preso, (Colosenses 4, 3)
Aristarco, mi compañero de prisión, los saluda; lo mismo que Marcos, el primo de Bernabé, acerca del cual ya recibieron instrucciones: si él va a verlos, recíbanlo bien. (Colosenses 4, 10)
En esto se manifiesta el justo Juicio de Dios, para que ustedes sean encontrados dignos del Reino de Dios por el cual tienen que sufrir. (II Tesalonicenses 1, 5)
y del cual fui constituido heraldo y Apóstol para enseñar a los paganos la verdadera fe. Digo la verdad, y no miento. (I Timoteo 2, 7)
Pelea el buen combate de la fe, conquista la Vida eterna, a la que has sido llamado y en vista de la cual hiciste una magnífica profesión de fe, en presencia de numerosos testigos. (I Timoteo 6, 12)